Páginas

27 de marzo de 2020

¡No es la guerra! Mis soldaditos y el Museo Nacional del Ejército de Londres


Tengo una colección tan pequeña y sencilla de soldaditos que caben casi todos en la imagen con la que empiezo esta entrada. Es una muestra casi anecdótica que se ha ido formando con hallazgos sueltos a lo largo de los años. Evidentemente estos jugueticos no son una de mis prioridades, tampoco sé nada acerca de ejércitos, uniformes o escalafones militares, pero me gustan y los considero indispensables en cualquier colección. Con ellos se aprende historia y mediante su juego se practica la  organización, la planificación y la estrategia. Por cierto, el dibujo tan simpático e inocente que veis lo hizo un zagal que hoy ronda los ochenta años.


Además estos días el ejército y el resto de las fuerzas de seguridad han pasado a estar más presentes en nuestro país, ayudando a poner orden en esta situación que nos ha desbordado a todos, así que también es mi forma de agradecerles su trabajo.


Volviendo a los juguetes, su origen parece antiguo, los niños han amado siempre estas figuritas con las que reflejar la realidad en la que vivían. Frecuentes eran las contiendas que copaban las preocupaciones y las conversaciones de los adultos y que la infancia replicaba en sus juegos: guerras de la independencia, coloniales, civiles, mundiales más un largo y triste etcétera.



Hablo de ejemplos en metal, sobre todo plomo y  hojalata. Ya en mi infancia el plástico dominaba absolutamente estos juegos donde los indios y los vaqueros peleaban continuamente y algunos soldados modernos con casco y fuertemente armados hacían las delicias de los chicos, porque este era un juego casi exclusivamente de varones.


También los niños de hoy juegan a las batallas pero de otra manera. Ahora son transformers o robots ya que el enemigo es otro pero no el deseo de luchar junto al bueno y vencer al malo. Nada ha cambiado aunque todo haya cambiado.



En esta pintura vemos unos chiquillos desfilando,  jugando a ser soldados. El arte como espejo de la realidad. National Gallery de Dublin.


Añado dos páginas de este antiguo libro de la Editorial Sopena “Cómo juegan los niños de todo el mundo”. En la primera vemos a unas jóvenes pintando a mano, uno a uno, todo un regimiento.


En la otra página se explica cómo se fabrican los juguetes, detallando en el lado derecho el proceso de construcción de los soldaditos.




Ahora nos vamos de visita al  National Army Museum de Londres, no confundir con el Imperial War Museum en la misma ciudad.


No es un museo de juguetes pero dedica  una vitrina a ellos con el título de “el Gran Juego”. Os muestro varias fotografías de su interior.


Algunos soldados de distintas épocas y fabricantes; un Lenci, un Action Man y un ¿Norah Wellings?






La familia real británica con los príncipes enfundados en sus uniformes.


Y después recortables, puzles, juegos de mesa, algunos libros, fotografías antiguas, carteles, maquetas y soldaditos de plomo. Son una pequeña representación del amplio mundo del juguete de guerra. Cómo nos gustaría que solo se quedara en eso, es un inocente juego de niños.













* Si te gustan los museos de juguetes, pincha en etiquetas a la derecha, MUSEOS


* Si deseas ver más muñecos de LENCI, pincha en etiquetas a la derecha,  LENCI.


 * Todas las fotografías de esta entrada  están hechas por mi. En virtud de la ley de propiedad intelectual está prohibido utilizarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo  😉


3 comentarios:

  1. Hola Anusca, qué colección más completa tienes, los soldados son un elemento importante en el mundo del juguete porque como dices, los niños siempre han emulado batallas de diferentes estilos y lo siguen haciendo hoy en día, es inevitable trasladar la confrontación humana al mundo del juego y cada época tiene sus peculiaridades.
    Me ha encantado la página cuadriculada dibujada por un niño del pasado, qué bonito conservar ese tipo de recuerdos. Me produce mucha ternura cualquier vestigio de la vida de los que fueron niños antaño cuando se les conoce de adultos y se sabe cómo ha sido su peripecia vital. La mayor aventura es la vida.
    Y qué pena no poder enviar a esos pequeños soldaditos a combatir contra el Covid-19, siempre hay en el mundo enemigos a combatir, aunque a veces nos quieran confundir sobre dónde hay que plantar batalla y contra quien.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Querida Ilona, voy a enmarcar esa frase "la mayor aventura es la vida" y qué razón tienes. Siendo niños no somos conscientes de ello, ni de la felicidad del día a día, de la despreocupación, de los juegos. Hay que crecer para saberlo y valorarlo, pero ya no se puede volver atrás.
    Cambian los tiempos pero no tanto las diversiones de los niños, eso sí, acompañadas de una más tecnología y menos diversión gestual, con el gran placer que debía ser sacar los soldaditos de su caja y disponerlos para el combate. Algunas cosas no deberían cambiar.
    El dibujo del niño lo tengo hace tiempo y le reservaba la primera fotografía de una entrada porque lo merecía. Me lo regaló su autor junto al libro que aparece también aquí, además de estar bien hecho cuenta tantas cosas...
    Ojala como dices pudiéramos mandar a estos soldaditos metálicos al frente ahora mismo, cuánta falta nos harían. Cuídate mucho, cuida a los tuyos. Abrazote.
    De mis juguetes y moñas.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Linda, así lo entiendo yo, como un pequeño homenaje a un gran colectivo que, junto a otros, nos está protegiendo en estos días tan inciertos. Me gustan los juegos y juguetes clásicos porque nos representan a todos, quién no ha jugado a "polis y ladrones" por ejemplo.
    Cuídate mucho también, una de las pocas cosas buenas de estas semanas es la fraternidad que se está extendiendo, te deseo muy buena salud y que pronto esto sea un mal recuerdo. Abrazos desde mis juguetes y moñas.

    ResponderEliminar