Paseando por Valladolid, por azar dimos con una fachada alegre que nos llamó la atención: “El Colmao” rezaba su cartel, pero los veladores que tenía en la calle más parecían de un bar que de una tienda.
Mirar sus dos ventanas-escaparates era una invitación a entrar y no lo dudamos.
Dentro, un espectáculo se
ofrecía a nuestra vista. Una mezcolanza de objetos a cual más interesante
tenían a mis sentidos muy atareados, no me daba tiempo de verlo todo. ¿Era una
almoneda? Pues sí, algo así, pero con barra de bar porque “El Colmao” es un espacio polivalente, muy personal, coqueto, lleno
de detalles que invitan a detenerse y a pensar en las vidas y en las historias
que hubo tras ellos. En fin, que nos quedamos.
Al otro lado del mostrador
estaban sus dueños, Juan y Maite. Son una pareja simpática, amable, con buena
conversación y además ofrecen un estupendo servicio. Admiten niños y perros
buenos ¿o será al revés? … ja ja ja.
Las fotografías que veis os
darán una idea de lo que podéis encontrar (y comprar) en este brocante, pero desde luego
hay mucho, mucho más. Objetos de perfumería, ropa antigua, labores, maniquíes,
complementos y sombreros, libros, elementos de escritorio, curiosos y
decorativos.
Piezas sueltas de vajillas
(preciosas las copas donde te sirven los cocktails), juegos de café, sifones,
teteras, cajas de hojalata, pinturas, dibujos, lámparas, cojines,
revistas, postales, fotografías antiguas, pañitos de ganchillo y hasta algunos juguetes, poquitos
pero suficientes para dar alegría a una coleccionista. Alguna cosita compré.
Imprescindible ir al baño, está
vestido con tanto gusto que apetece entrar una segunda vez antes de marcharse. Me
quedé con las ganas de asomarme al de los hombres.
“El Colmao de San Andrés” tiene página face con el mismo nombre,
podéis asomaros a ella y conocer mejor este lugar tan especial de Valladolid,
además hay fotografías muy bonitas hechas por sus clientes y amigos. A lo largo del
año lleva a cabo una actividad cultural interesante y variada.
Si me gustó a mí, ni os cuento
a Cuca Cape que creía estar en casa de su abuelita. Para muestra un botón con el que despido esta entrada.