22 de octubre de 2016

MOÑAS, moñetas, muñecas, pepas y peponas de cartón

Con todos estos nombres se conoce a las sencillas muñecas de cartón que fueron muy populares durante décadas y tan felices hicieron a las niñas.




De construcción rudimentaria se hicieron en muchos talleres de varias provincias españolas y es difícil poder identificar el lugar del que proceden, aunque la mayor parte son de la zona del Levante, tan asociada a nuestro juguete. No era necesario tener una fábrica para hacerlas  ni un conocimiento específico sobre su construcción y seguramente la mayoría se hicieron en pequeñas empresas  familiares. Los materiales no eran difíciles de conseguir  y cualquiera podía ganarse un dinero presionando el cartón piedra húmedo sobre el molde, uniendo las diferentes partes con cola, dándoles una capa de imprimación  y pintándolas con mayor o menor gracia. Finalmente había que vestirlas para lo cual se utilizaban retazos de tela en los que no había rastro de confección ya que iban unidos con pequeñas puntas. Después se vendían en las tiendas pero también en las ferias que se celebraban por todo el país, como se puede ver en una hermosa imagen tomada por el fotógrafo aragonés Ricardo Compairé en la feria de San Mateo de Ayerbe (Huesca), hacia 1930, donde vemos un puesto de venta de estas muñecas. Pertenece a la Fototeca de la Diputación Provincial de Huesca.



Aunque no apreciadas por todos los coleccionistas por su simplicidad, para  mí son muy queridas porque fueron las únicas con las que jugó mi abuela de quién heredé la palabra moña y moñeta que es como en Aragón se dice muñeca, término que también sirve para referirse cariñosamente a una niña pequeña. Tanto me gusta que da nombre a mi blog. Por mi yaya sé que las moñas de cartón se encontraban en distintos tamaños y precios, que pese a ser asequibles no todas las niñas accedían a ellas y que se estropeaban en que las ponías a remojo, pues ya se sabe que a toda pequeña le gusta bañar a sus muñecos.
Además de estas peponas se fabricaron animales de todo tipo (caballos, burros, perros, gatos, vacas, toros, elefantes, patos) y en diferentes tamaños, desde los preciosos equinos a los que se podían subir los niños, el famoso “caballito de cartón” hasta pequeños burritos montados sobre una maderita que a su vez tenía cuatro ruedas. Este juego de arrastre fue tremendamente popular entre los niños y como las moñetas de cartón forman parte de cualquier colección de juguetes que se precie, remarcando el carácter etnológico de estos queridos objetos.
En una visita al Museo de la Muñeca de Onil vi varias muñequitas fabricadas en esa querida población igualitas a una que tengo. No es de extrañar que en una de las cunas de la muñeca española se hubieran hecho estas entrañables moñas. Pongo dos fotografías que además muestran parte del proceso constructivo.




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