Septiembre es el mes del inicio
de curso pero todos los años hay colegios del mundo rural que no vuelven a abrir sus puertas. Son centros educativos de pueblos pequeños que por falta
de alumnado se ven obligados al cierre, una consecuencia más de lo que se está
llamando “la España vaciada”.
Dado que procedo de este
maravilloso entorno y que me interesa lo relacionado con la infancia, la casa
escuela de Linás es un lugar que me gusta mucho y que quiero enseñaros.
Entremos a este pequeño
edificio de tres plantas con fachada de piedra, un buen ejemplo de arquitectura
tradicional aragonesa que albergó no solo las aulas de los niños sino también
la vivienda de la maestra.
Fue convertido en museo no hace
muchos años, tras estar cerrado durante décadas. Podríamos decir que es el hermano pequeño, en cuanto a tamaño y contenidos, del Museo Pedagógico de
Aragón (enlace abajo).
En el piso inferior veremos la
recepción, los baños y algunas fotografías en las paredes. En una de ellas los
niños que asistieron a esta escuela en 1954 nos dan la bienvenida junto a su maestra.
En este mismo piso hay una
buena representación de láminas, carteles, cuadernos, libros, fotografías y
recordatorios relativos a la educación religiosa, tan presente antaño en la
educación.
Subimos las escaleras decoradas
con baldosas de arcilla amarillas y rojas hasta llegar a la segunda planta. Este
es quizá el espacio más interesante por la variedad de elementos: mapas y globos terráqueos con los que los niños de Linás podían viajar por todo el
mundo, pizarritas, figuras geométricas, pesos y medidas, una colección de
minerales, ábacos, el tintero, las plumas y los plumieres donde guardarlas. Hay además carteles representando el cuerpo humano y los famosos catones.
Una lámina con puntos de
bordado y un pequeño bastidor nos cuentan que las labores formaban parte de la enseñanza, pero solo para las niñas.
No faltan los cuentos de Calleja y de otros editores,
los cromos, los secantes (veo a Caperucita), algunos pitos o canicas, cartera y cabás.
Al fondo, un antiguo armario
alberga una buena colección de libros de texto de diferentes épocas. ¿Reconocéis alguno?
El pupitre debajo de un mapa de
la península Ibérica nos invita a hacernos una fotografía de recuerdo.
He visitado esta casa-escuela varias veces y me he hecho unas cuántas rememorando el clásico retrato que nos tomaban todos los años en la etapa escolar.
Otro tramo de escaleras
decorado con imágenes de niños de diferentes escuelas rurales aragoneses da
acceso a la tercera y última planta, donde vivía la maestra. En la primera
habitación se recrea cómo era un aula, con el dirigente político de la época
presidiendo la estancia. Los pupitres, la hucha del Domund, el tajador o sacapuntas y sobre todo los
cromos coloridos de Nestlé nos traen recuerdos de infancia.
Al otro lado del pasillo el
pequeño despacho nos acerca a la vida de los maestros y el libro de asistencias
de 1928, llevado para el control de los alumnos, nos revela la triste realidad del momento. La necesidad de trabajar desde
temprana edad hacía que muy pocos niños
acudieran a la escuela con regularidad. La tasa de analfabetismo era muy alta
entre la población más desfavorecida que se veía obligada a trabajar en el
campo, cuidando al ganado o como aprendices.
Hemos llegado a la cocina de la
maestra y hablo en femenino porque muchas veces eran ellas las profesionales
de la educación destinadas a los pueblos. Los sencillos muebles y enseres
denotan una vida sacrificada, solitaria muchas veces y difícil, con un salario
bajo y en condiciones precarias.
Leo dos frases de Santiago
Ramón y Cajal, una de ellas cuelga sobre el hogar. Él fue un niño de pueblo que pasó la mayor parte de su
infancia en Ayerbe, localidad sita a escasos kilómetros donde podremos
visitar un centro de interpretación en la casa donde vivió. Afortunadamente Santiagué sí
que asistía a la escuela y pudo formarse llegando a ser el
mejor científico español, ejemplo de que la educación puede transformar y mejorar la vida
de cualquier niño.
Terminamos la visita a este
pequeño museo casa-escuela de Linás de Marcuello. Si queréis conocerlo llamad
antes porque excepto en verano, que suele estar abierto al público, el resto
del año solo lo hace con visitas previamente concertadas. Son los propios vecinos
quienes se encargan de ello, orgullosos de darlo a conocer. Les
aplaudo por mantener abierta de esta forma su antigua escuela.
·
El teléfono es el 974 382609.
· Muy cerca de allí tienes lugares de gran interés.
El castillo de Loarre, la colegiata y el museo etnológico de Bolea, el centro
de interpretación de Ramón y Cajal en Ayerbe y los mallos de Riglos, Agüero y
Murillo por poner algunos ejemplos.
·
Te puede interesar conocer el Museo Pedagógio de
Aragón http://misjuguetesymognas.blogspot.com/2018/11/en-los-anos-80-un-grupo-de-docentes.html
·
Y los juguetes de ese centro http://misjuguetesymognas.blogspot.com/2018/11/los-juguetes-del-museo-pedagogico-de.html
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