5 de septiembre de 2018

Un comercio de comestibles en miniatura


Preparando la entrada de esta antigua tiendecita en miniatura pienso en lo mucho que han cambiado los comercios y nuestra forma de comprar. Las pequeñas tiendas de barrio, antes llamadas ultramarinos o comestibles, han desaparecido casi totalmente dando paso a los supermercados. Si antes se iba a comprar casi cada día en pequeñas cantidades ahora lo hacemos semanalmente llenando nuestros carros con cosas que muchas veces no necesitamos.



No digo que cualquier tiempo pasado fuera mejor, que no lo era en muchos aspectos, pero tampoco es que ahora lo hagamos todo bien. Compramos más de la cuenta y  tiramos muchos productos,  acumulando además plásticos y deshechos por todas partes. Y no sucedía lo mismo cuando se compraba en las tiendecitas pequeñas donde el surtido era muy pequeño pero satisfacía las necesidades de una familia.  Solo hay que ver mi comercio, tan pequeño y coqueto pero con un poco de todo.



No he podido identificar el origen de este juguete, posiblemente sea de la zona levantina y de los años 40-50. La estructura y el mostrador son de madera de no muy buena calidad, parcialmente forrada en papel tanto en los frontales como en el suelo imitando la decoración de las paredes y los azulejos del pavimento. El cartelito de “comercio de comestibles” parece sacado de una factura o de un sobre de un comercio real.



Llegó a mí vacío y lo he completado con cositas que tenía entre mis juguetes, de procedencia de lo más diversa. Las latas de Cola Cao y de Gallina Blanca son de papel metalizado en el interior, modernas. Dentro están los sobres de cacao, hechos con gran detalle. Las de la Lechera eran antiguos llaveros. La caja registradora metálica es de Playme, de los 70,  y la balanza tiene ya sus años, de un plástico que se ve viejito.  El tarro de los anises de colores (también para los niños había algo apetitoso en estas tiendas) es de cristal, así como la aceitera, la vinagrera y el bote del arroz.





Los cántaros de los extremos son de cerámica y los compré en el Rastro de Madrid y la barra de pan es real … aunque muy dura. Detrás de la caja registradora se adivinan unas bolsitas de papel marrón donde la tendera meterá las legumbres y otros productos comprados a granel con la palita metálica que vemos sobre el mostrador. Otros comestibles irán envueltos en los papeles blancos que están colgados de unos pequeños clavos porque en esta tienda no se admiten bolsas de plástico y todos los clientes acuden con sus cestas o sus bolsas de tela.



¿Jugamos a que compramos de forma más responsable?   


2 comentarios:

  1. Preciosa tu tienda antigua!
    Cuanto detalle tiene.
    ^_^

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    1. Gracias Minia Turas, cuánto me alegro que te guste, para mí es un juguete muy especial, estas cosas pequeñitas tienen tanto encanto... Un abrazo de Mis Juguetes y Moñas.

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