Hina-matsuri, el Festival de las Muñecas de Japón
Hay
una tradición nipona que me parece muy bonita y es poco conocida aquí: cada
año, el día tercero del mes tercero, se celebra en Japón el Hina-matsuri, 雛祭り también llamado Día de
las Muñecas o Día de las Niñas. Es uno de los cinco festivales estacionales que
se celebran en este país tan amante de sus tradiciones. Hoy es precisamente 3 de marzo.
La fecha
no está elegida al azar dado que coincide con la floración de los árboles
frutales y el inicio de la primavera, una época de gran belleza en los campos y
parques japoneses, de hecho antiguamente se le conocía como “el festival del
melocotón”. Es en este momento cuando las niñas y sus madres colocan en sus
casas unos estrados cubiertos con telas rojas. Sobre ellas disponen una serie
de muñecas ornamentales cargadas de simbolismo. La parte superior se destina
al emperador y a la emperatriz que son las figuras principales y en el resto de los pisos hay otros
personajes de la corte como ayudantes y músicos. Un orden específico determina
qué lugar le corresponde a cada cual. A veces la pareja real se representa con
fotografías o dibujos ya que estas muñecas pueden llegar a ser muy caras.
En
el improvisado altar se hacen ofrendas y se reza para pedir que las pequeñas tengan bienestar y
felicidad a lo largo de su vida. Antiguamente se ponían muñecas con las que se
podía jugar pero ahora son decorativas. La tradición termina cuando las niñas cumplen diez años, hasta entonces podrán disfrutar de la celebración e
incluso hacer fiestas y compartir con sus amigas comida tradicional.
Con
la excusa del festival he decidido hacer unas fotografías a mis moñas japonesas, son pocas pero me
apetecía enseñarlas. En la foto de familia vemos a la izquierda a dos itchimatsu que presenté hace un tiempo
(abajo pongo el enlace), les acompaña un osito vestido con un kimono azul precioso.
Los ropajes y la pintura de estas muñecas asiáticas suelen estar llenos de
belleza, colorido y delicadeza, con profusión de flores y dibujos geométricos.
Una
muñequita de tela acompaña al delicado personaje masculino cuya cabeza está
hecha en una pasta muy quebradiza, quizá gofun.
Junto
a ellos tenemos a los tres kokeshi de
madera, el mayor tiene la firma de su autor. Fijaos en la policromía de esta
pieza, me parece muy bonita.
La
última parece acarrear agua en sus dos cubos.
Quizá
ninguna de estas muñecas made in Japan
se hizo para jugar sino para ser vendida a los turistas como recuerdo de un
viaje. Yo las he ido encontrado a lo largo de los años en lugares
diferentes, han sido moñas viajeras.
En otro apartado de mi colección están las muñecas vestidas de oriental pero no
producidas en Japón, algunas ya las he dado a conocer aquí, a otras les tocará
el turno más adelante. El protagonismo de hoy era para mis japonesitas.
Y
si en el País del Sol Naciente están floreciendo los melocotoneros, en mi
tierra los almendros están en plena floración. Me despido con esta imagen
tomada hace unos días, la primavera está cercana.
·
Las fotografías
con el nombre de mi blog son mías. El resto están tomadas de Ebay, Wikipedia y
la página Muza-chan.
Una divertida historia de muñecas
ResponderEliminarGracias María, me alegra que te haya gustado. Un abrazo de Cuca y mío.
EliminarPreciosas la tradición, las fotos y las muñecas.
ResponderEliminarTu Blog además de entretener y ser una placer para la vista, es muy instructivo.
^_^
Gracias Minia Turas, siempre dando ánimos (y buenos consejos e ideas).
EliminarYa conocía esta tradición japonesa, que me parece preciosa, como no podía ser de otra manera. Las muñecas orientales me encantan, tanto las fabricadas en Japón o China como las hechas aquí que representan niñas de allí. Las tuyas me encantan, sobre todo las itchimatsu.
ResponderEliminarAbrazos.
Estoy contigo, Ilona, las muñecas orientales tienen un gran atractivo ... ¿has visto el cuento de la pequeña Sushisan? una niña japonesa que quiere comer cerezas con sus amigas españolas? es una dulzura. Un abrazo.
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