29 de agosto de 2021

Juguetes de río y de playa

 

La arena y el agua son como imanes para los niños que se sienten atraídos por ellos. Preparan sus palas y sus cubos ¡y a jugar!


Cuando disponen de regaderas y de rastrillos aumenta la diversión. Aún es mejor en verano para poder mojarse y embadurnarse de barro sin temor a resfriados ni a reprimendas.


Son juguetes de ayer y también de hoy, los vemos cada año especialmente en las playas y también se disfrutan en las piscinas y en los ríos.


Los materiales han cambiado pero los diseños no demasiado. Si nuestros abuelos tenían cubos de hojalata e incluso de madera, ahora todos son de plástico. Lo mismo sucede con las palas y los rastrillos. El metal con sus ingeniosos dibujos desapareció en busca de materiales más seguros como el plástico y que pretendidamente duran más … ¿más que mi cubo de madera o los de lata? Tengo dudas.


Algunos elementos, como los antiguos botijos, están en desuso. Una pena porque ayudaban a acarrear agua tanto para el juego como para apagar la sed.


En las imágenes veréis que casi todos estos juguetes son antiguos aunque hay dos infiltrados, ejem ejem. La regadera japonesa en forma de pez, tan alegre y con tantos colores, es de hace poquitos años y también el mini flotador de patitos es reciente.


Quizá os habéis fijado en lo protegidos que van los dos muñequitos que han venido a jugar. Pompito en mi versión particular de antiguo bañista (lo presenté AQUÍ  ¿te acuerdas?) protege su cabeza del sol con un gorrito y su cuerpo con un bañador pero además tiene un cinturón de calabazas para ayudarle a permanecer a flote.


La chichonera del pequeñín de terracota evitará que se haga daño en la cabeza si se cae. Toda precaución es poca con estos moñacos.


Os cuento que la mayor parte de estos juguetillos son españoles, algunos van firmados como las palas grandes metálicas o los cubos pequeños de CEFA. De Portugal son varias palitas y de Japón el pez regadera. Elementos universales para niños de cualquier parte del mundo.



Mi infancia vio desfilar a varios sets de cubos, palas, rastrillos y regaderas y algunos de los que os he enseñado vienen de entonces. Juguetes queridos que no solo nos acompañaron en verano. Mientras hubiera un montón de arena donde cavar, la diversión estaba asegurada en cualquier estación del año.


Mirad qué sello de correos tan bonito. Con él os digo ¡hasta pronto!


 


Te voy a enseñar otros juguetes de mi colección muy veraniegos como los abanicos (pincha EN ESTE PUNTO PARA VERLOS) o las tabas (AHORA PINCHA AQUÍ) o quizá te apetezca ver los triciclos (PINCHANDO JUSTO AQUÍ)


 ¿Quieres comentarme algo? estaré encantada de leerte, puedes hacerlo abajo. Aclaraciones, aportaciones y preguntas son bienvenidas. 


Las fotografías de esta entrada están hechas por mí. En virtud de la ley de propiedad intelectual está prohibido usarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo 😉

 

 

12 de agosto de 2021

Abanicos infantiles contra el calor

Hay veces que la entrada se prepara casi sola y esta es una de esas veces.


Con el calor que hace mientras escribo estas líneas, es el momento perfecto para mostrar algunos de mis abanicos de papel publicitarios.



Es una delicia contemplar ciertas ilustraciones hechas por buenos dibujantes. Pero estos objetos no solo son bonitos, además son super útiles con temperaturas como las que tenemos ahora en mitad de agosto.



Y encima en el reverso ofrecen información sobre los antiguos comercios y empresas que obsequiaron a sus clientes con estos alegres y vistosos fragmentos de cartón.



Precisamente la siguiente imagen nos muestra a tres empresas muy distintas que utilizaron el mismo soporte publicitario para darse a conocer.


Por su forma sería más correcto denominarlos PAIPÁY que es el nombre de los abanicos en forma de pala y con mango hechos en palma y que proceden de Filipinas. No lo sabía, lo acabo de mirar en el diccionario de la R.A.E.


Abanico sería este último, desplegable y con forma de medio círculo. En este caso no tiene publicidad.


Pero dejémonos de nombres y corramos a darnos aire fresco con ellos que es un modo ecológico y barato de evitar el calor.

Como decía la canción: Ay qué calor, qué calor que tengo …


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