30 de noviembre de 2023

Muñequitos escoceses algo difíciles de mirar

Caen las horas del calendario y veo que es San Andrés o St Andrew’s Day, Día Nacional de Escocia, la excusa perfecta para enseñaros a unos muñequitos.



Dos de ellos son antiguos, de los años 20 o 30 de pasado siglo, con cabeza de porcelana y, cómo decirlo, un poco “difíciles de mirar”. Parece que en su día no les colocaron bien los ojos y a algunas personas les resultan inquietantes.


Los gustos han cambiado mucho y muñecas que en otro momento se consideraron bonitas y fueron queridas ahora nos parecen extrañas y seguramente las moñas con las que juegan los niños de hoy no se verán de la misma forma dentro de cincuenta años.


Dicho lo cual a mí me encantan y por eso están en mi colección junto con otros escoceses de distintas épocas, incluida la chica del traje azul y el terracota que permanece sentado y es el único español de este grupito.



Quizá penséis que los cuatro muñecos restantes son de Reino Unido. Pues no, los dos más antiguos están hechos en Alemania. Germany es el origen de muchos muñecos de principios del siglo XX y tiene gracia que se exportaran a Reino Unido vestidos con el kilt escocés.


Por cierto, esta prenda de cuadros tan tradicional la lucen en fechas señaladas tanto escoceses como irlandeses y no es tan antigua como el cine nos cuenta (p.e en Brave Heart). Parece que se creó hace unos trescientos años basándose en otra prenda muy anterior. Los kilts se confeccionan con lana y los diseños reciben el nombre de tartán estando asociados a distintos clanes o apellidos de este país.


Concluyendo, mis chicos de las Highlands o Tierras Altas han posado con el mapa detrás y con su monstruo Nessy, la famosa criatura del lago Ness que nadie ha visto pero en la que muchos creen.  (No) ver para creer.



 

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Muchos muñecos y juguetes del Reino Unido se han paseado por aquí y los encontrarás en este PUNTO

  

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24 de noviembre de 2023

DEL ¡No te vayas mamá! a los cardos

 

Si algo queda de mi primera memoria televisiva infantil son algunas series de dibujos animados que me tenían totalmente absorta ante el aparato cada sábado tras comer.


Marco, de los Apeninos a los Andes fue una de ellas y su huella perdura. ¿Cómo olvidar el drama, y también las aventuras de un niño que se cruza el mundo en busca de su madre?


Basándome en lo anterior he querido recrear la habitación de unos niños de la época a los que les gustaba mucho esta serie y que debían de ser buenísimos porque tenían toda clase de juguetes y otros objetos relacionados con el personaje. O quizá sea cosa de una coleccionista que ha ido atesorándolos.


Vamos al principio. Marco es un relato corto que en 1986 el escritor italiano Edmondo de Amicis incluyó en su libro Corazón: Diario de un niño. En Corazón, Enrique, el chico protagonista, escribe un diario durante el curso escolar hablando de su colegio, sus maestros, sus compañeros, las excursiones que hacen, los cuentos que leen.


Estos cuentos narran la vida de otros niños y ofrecen una enseñanza a Enrique y a sus amigos. Así es el relato de Marco, un pequeño de trece años que ve partir a su madre a la emigración.



Desde luego cuando veíamos la serie no éramos plenamente conscientes de los temas sociales que planteaba: la pobreza que empujaba a dejar los hogares, el dolor de la separación y la pérdida de una madre, la soledad, la enfermedad. Creo que nos fijábamos más en la valentía y el arrojo de ese italianito que no dudaba en salir de su casa en Génova y lanzarse a cruzar el océano en su búsqueda.


Pero sufrir, sufríamos. A Marco le pasaba de todo y como niños que éramos no era difícil sentirnos cercanos a él aunque al acabar el capítulo nuestro única preocupación fuera saber qué íbamos a merendar seguidamente.


Los telespectadores españoles vimos la serie entre 1976 y 1977 y me acuerdo bien del último capítulo, que leo fue en el mes de noviembre,  ya que ese día nuestra madre nos puso para comer cardo, una verdura de invierno. Al parecer entonces no nos gustaba nada y con mis hermanos intentamos hacer un motín para no comerlo … sin éxito.



Debimos ponernos muy muy burros porque mi madre tiene más paciencia que nadie pero ese sábado nos amenazó con no dejarnos ver el capítulo de Marco que cerraba la serie ¡No podía ser! ¡Marco por fin iba a encontrar a su mamá y la nuestra nos impedía verlo!


No recuerdo a qué trato llegamos, si nos comimos el plato entero, la mitad o nada porque se compadeció con nuestros llantos y ruegos. Lo que sé es que nos arremolinamos en el sofá de skai para ver el final esperado después de tantas semanas deseando ver el encuentro feliz.



De todo esto me iba acordando al hacer las fotografías que estás viendo. ¿Tú también viviste con emoción el viaje del niño italiano desde los Apeninos hasta los lejanos Andes? Entonces espero haber despertado en ti buenos recuerdos.



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Otra serie mítica fue HEIDI y hablé de ella hace tiempo, la tienes aquí y también aquí.

  

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9 de noviembre de 2023

Un ramito de violetas

 

Hay algunas fechas del año que para mí son destacadas y el 9 de noviembre es una de ellas.


¿Que por qué? Porque la cantante Cecilia publicó en 1974 un tema basado en un cuento que había escrito años atrás donde esta fecha se cita: un ramito de violetas.



No puedo dejar de cantarla cada 9 de noviembre y en esta ocasión las muñecas y yo hemos hecho algo especial.


A ver, empezando porque las pequeñas violetas son mi flor y mi aroma favoritos y terminando porque algunas golosas de la colección son más que aficionadas a los caramelitos del mismo nombre algo teníamos que hacer.




Nos regalaron unas cajitas de estos dulces y corrimos a tomar unas fotografías ¡es que hasta el color violeta nos gusta!  Unas moñas se interesaron más por las flores y otra casi se mete dentro de la lata intentando cogerlos … ay la pequeña Miss Rosebud que tiene – como dicen sus compatriotas ingleses – el diente dulce  / sweet tooth.



A otra cosa. Quiero enseñaros un comercio de Madrid que algunos quizá no conocéis.  Se llama, por supuesto, La Violeta y fue abierto en 1915, manteniendo a fecha de hoy el encanto de los antiguos establecimientos. Solo tenéis que ver las imágenes de los escaparates para haceros una idea de los productos que ofrecen al cliente.


He estado unas cuántas veces allí comprando caramelos y violetas escarchadas para regalar, bueno, algunas me las he comido yo, je je. La tentación es difícil de controlar.



Existe otra confitería madrileña que también me gusta mucho. Su nombre es La Pajarita y sus bombones y caramelos están riquísimos. Ambos comercios centenarios conservan el maravilloso mobiliario original y forman parte de la dulce tradición madrileña ligada a la flor de la violeta y a las antiguas vendedoras de sus ramilletes.


Ya sabéis, dos lugares interesantes para visitar en vuestro próximo viaje a Madrid.




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Miss Rosebud es una goloso redomada,  la encontrarás pinchando aquí y también puedes ver a otra Miss Rosebud preciosa en este enlace

  

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