26 de febrero de 2017

Una pareja de Lencis

Posiblemente sea Lenci  la marca de muñecas de tela más conocida entre los coleccionistas por la originalidad en los diseños, la alta calidad de las telas empleadas (fieltro y organdí en su mayor parte), su variado colorido y las fantásticas expresiones de sus muñecas: a veces llenas de dulzura, otras de sorpresa y hasta de enfado. Se trata de muñecas muy cotizadas y que no son fáciles de encontrar en buen estado porque el fieltro es un material muy apetecible para algunos pequeños insectos que lo encuentran delicioso. Es el caso de mi pareja de Floppy legs (literalmente piernas colgantes o flexibles, porque están hechas para estar sentadas y no se sostienen por sí mismas), que llegaron a mí de forma imprevista con sus vestidos y zapatos llenos de agujeros y sin pelo. Daba penita verlas pero su belleza todavía permanecía y había que darles una oportunidad.


Al mirarlas con detenimiento ¡sorpresa! No aparecía nada relativo a Lenci pero sí dos etiquetas cosidas de Regium, e investigando un poco supe que se trataba de un antiguo comercio que hubo en Madrid donde se vendían objetos de arte, aunque no hay constancia de que fabricaran moñas.
Había que determinar si eran Lenci como parecía o habían sido hechas por otra empresa porque  hay multitud de muñecas copiadas de Lenci con mayor o menor fortuna, a veces con un parecido tan grande que es difícil distinguirlas. Me llevó algo de tiempo dar con una de ellas y fue gracias al grupo de facebook Lenci Doll Collective donde se estudia esta casa. Allí estaba en blanco y negro una de mis moñas, se trataba del modelo 900C de 1927 (tiene ¡90 años!).  Entretanto yo había empezado el proceso de limpieza de cara y cuerpo,  y arreglo y limpieza de las ropas (incluida la reposición del calzado de una de ellas), proceso que me llevó bastante tiempo porque el fieltro estaba tan apolillado que corría el riesgo de romperse y tuve que coserlo cuidadosamente a un forro. Necesitaban unas pelucas y basándome en otros modelos de Lencis se las hice con una piel de oveja que hube de teñir, cortar a medida, coser y ajustar hasta que me parecieron adecuadas. Conté con  la ayuda de una estupenda profesional de la restauración de muñecas que me orientó en todo el proceso. Sin embargo, al ver después la fotografía antigua del catálogo de la casa italiana  descubrí que su peinado era muy diferente al que yo había imaginado, pese a todo me gustaba como habían quedado y decidí mantenerlo.


Por fin las terminé y pude fotografiarlas acompañadas de un precioso osito de peluche azul que vino desde muy lejos. Mis Lencis no son perfectas pero son especialmente bellas y  sin duda  están entre mis muñecas preferidas. 
Ragazze, addio.



(En referencia a la casa Regium tengo que añadir que una coleccionista me enseñó otra muñeca Lenci con una etiqueta de dicha casa, a ver si algún día se aclara este pequeño misterio).