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14 de septiembre de 2022

Sonajeros, juguetes para los más pequeños

 

Para muchos niños este septiembre estará siendo el inicio de su etapa escolar. Algunos llegarán al cole con la experiencia adquirida en casa con sus hermanos o en la guardería. Otros estarán aprendiendo a compartir su espacio con chiquitines por primera vez.


¿Solo el espacio? No, también toca compartir la atención y los cuidados de las profesoras … y los juguetes.


¡Ay, los juguetes! Es más fácil escribirlo que hacerlo.



Os diré que entre los moñacos de mi colección he repartido sonajeros y el resultado ha sido bastante irregular.


Veamos. A Pipe de FAMOSA no ha hecho falta explicarle de qué va esto de compartir y ha entendido perfectamente que los juguetes son para todos …



… pero su compañero está seguro de que son suyos y de nadie más, ya veis que cara de enfurruñado tiene.




En otros grupos de niños sucede exactamente lo mismo “que si este sonajero es para mí”, “que si yo lo he cogido antes”, “que si el mío es mas bonito”, “que si me lo quiero llevar a casa”



Qué paciencia tienen que tener las profesoras, un aplauso para ellas.



Y a vosotros, os dejo unas imágenes de mi colección de sonajeros que no es especialmente grande pero sí variada y bonita.



Como me ocurre con otros objetos no los busco expresamente pero cuando aparecen me gusta añadirlos a mi colección de juguetes y moñas porque son un complemento estupendo y disfruto apreciando lo diferentes que son en cuanto a tamaño, materiales, colores, formas, antigüedad.


A veces los he visto en museos, como en el de Mahón, Menorca.


Los hay de plástico y de plata, de fibras vegetales y de hojalata, hechos de forma artesanal o industrial. Casi todos son nacionales excepto uno que fue fabricado en U.SA. y otro que vino de Jordania. No solo son universales, es que además su uso se remonta a miles de años atrás, hay evidencias de que los niños egipcios ya los tuvieron entre sus manitas.


Tienen algo en común, se hicieron para entretener a los más pequeños y ayudarles a adquirir destreza manual. 

Misión cumplida.


Si quieres ver más JUGUETES y más MUÑECAS, estás en el blog indicado, solo tienes que pinchar.


¿Quieres comentarme algo? estaré encantada de leerte, puedes hacerlo abajo. Aclaraciones, aportaciones y preguntas son bienvenidas

 

Las fotografías de esta entrada están hechas por mí. En virtud de la ley de la propiedad intelectual está prohibido utilizarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo a través de este blog, gracias 


 

30 de septiembre de 2021

La infancia en el Museo Etnográfico de Agüero

No sé cuántos museos etnográficos he visitado en mi vida, decenas, eso seguro, tanto en pueblos y ciudades de nuestra geografía como en otros países. A veces son municipales, provinciales o estatales pero los hay que han surgido de la pasión de alguien que ama su tierra, que comenzó a guardar objetos del pasado y poco a poco se ha encontrado con una gran colección. Son, por tanto, colecciones privadas y una de ellas es la de Ramiro y Patro, artífices de la muestra que os presento hoy.


No, no es un museo de juguetes pero sí tiene que ver con la infancia y con algunos elementos del pasado que utilizaron en su día a día los niños de Agüero, uno de los pueblos más bonitos de Aragón que os invito a visitar.




¿Por qué nos interesan estos museos? Por varias razones pero sobre todo porque se puede entender y aprender mucho en ellos. Conociendo las formas de vida de antaño podemos saber de dónde venimos y comprender mejor lo que nos han contado nuestros abuelos, las personas que nos precedieron. Vemos que en general vivían con muy poco, que valoraban cada herramienta que tenían, que cuidaban sus cosas porque no había dinero para comprar otras.









Entendemos bien lo de la economía circular, lo que significaba la verdadera ecología porque era la naturaleza quien les proporcionaba lo que necesitaban y apreciamos el uso y re-uso de cualquier objeto con total ausencia de despilfarro: ropas que pasaban de uno a otro y después al siguiente, cajitas que se guardaban como objetos preciados, herramientas y aperos arreglados mil veces para seguir haciendo su función, cacharros de cocina que se heredaban y donde se guisaba lo que la tierra ofrecía.


Y no quiero caer en romanticismos. El día a día era duro para casi todos y había que trabajar mucho para sacar una familia adelante, los hombres con lo suyo y las mujeres con la casa, la crianza de los hijos, el cuidado de los padres mayores, el huerto y los animales del corral. En fin, no querría vivir en esos tiempos pero sí deseo extraer conclusiones sin olvidar que también hubo espacio para la alegría, que ni mucho menos todo fue gris en la vida de nuestros antepasados.




Apenas comento las imágenes porque me parece que hablan por sí mismas. Están tomadas en dos escenarios diferentes; uno es el propio museo en mi última visita hará un par de años, las otras fueron hechas en una exposición que montó el matrimonio en Huesca hace once otoños.




Aunque tengo algunas fotografías más de la colección me he centrado en las relativas a la infancia y a la mujer y a través de ellas veréis cómo ha cambiado todo en pocas generaciones. 

Parece mentira que se llevaran de día y de noche esas ropas tan incómodas aunque también veo ropa interior más delicada y objetos muy femeninos que Patro ha ido atesorando con cariño a lo largo de los años. Los frascos de perfume, los bolsos y zapatos, la bisutería (mirad unos pendientes con forma de bellota, muy propios del Pirineo oscense) y los objetos de tocador me atraen especialmente. No me gusta tanto el texto del cartel que trasluce las pocas libertades que disfrutaron nuestras abuelas, aunque es un acierto exponerlo (tan significativo me parece que encabeza esta entrada)










Por supuesto llaman la atención las labores, no imagino cuántas horas de trabajo silencioso hay tras cada una de ellas. En la primera observamos a una pequeñaja que parece irse a la cama con su osito de la mano, qué dulce.




Sucede lo mismo con los niños. La preciosa cuna de hierro y el rústico y querido tacatá de madera nos hablan de otros tiempos. Las fajas de los recién nacidos, los zapatitos y gorritos de bebé, los vestiditos vaporosos cosidos con las telas más finas y casi siempre hechos en casa son piezas que revelan el cariño y el cuidado que las familias han puesto en sus hijos y que Ramiro y Patro tuvieron el acierto de conservar.












Apenas se ve en las imágenes pero el museo atesora una gran cantidad de fotografías antiguas de Agüero y de sus gentes, un fondo valioso para ser estudiado.




Lamentablemente el alma mater de esta colección, Ramiro, falleció hace unos años pero Patro y sus hijos mantienen viva la llama del museo etnográfico cuya visita supone siempre una lección de historia.

Hasta pronto.




En esta entrada (para verla pincha  AQUÍ ) hablé de otros niños y otras infancias, en este caso las vividas en el palacio de Kensington en Londres. 


Si te gustan los museos aquí encontrarás varias entradas referidas a ellos. De juguetes, de muñecas, arqueológicos, de la ciencia y del ejército. Pincha en la etiqueta MUSEOS que hay a la derecha.


¿Quieres comentarme algo? estaré encantada de leerte, puedes hacerlo abajo. Aclaraciones, aportaciones y preguntas son bienvenidas.

 

Las fotografías de esta entrada están hechas por mí. En virtud de la ley de propiedad intelectual está prohibido usarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo 😉.

  

Si deseas visitar este museo recuerda que es privado y no está siempre abierto al público, infórmate bien antes de ir. Te cuento que está ubicado en Agüero (Huesca), un pequeño pueblo cercano al Pirineo aragonés que sin duda merece una visita. El trazado de sus calles, los dos magníficos templos románicos y los mallos (las formaciones rocosas que protegen el municipio) te gustarán. Para muestra este botón.  Imagen de Huesca la Magia.