27 de septiembre de 2019

¿Echamos una carrera con el triciclo?


Si imaginamos a un niño pequeño con sus juguetes seguro que incluiremos un triciclo entre ellos. Especialmente querido por los chicos, era y sigue siendo un elemento importante en su desarrollo psicomotor que además de ayudarles a fortalecer las piernas les permitía tener cierta autonomía desde una edad temprana para explorar las calles, las plazas, los parques. Todos anhelaban tener uno pero no siempre lo conseguían por ser un juguete algo caro.



Un buen ejemplo de estos vehículos es el más antiguo y bonito de los que tengo que recuerda a los viejos caballitos balancines de madera. No puedo datarlo con certeza aunque calculo que será de los años 30-40. Hay uno parecido en un catálogo de Galerías Preciados de 1948 pero sin duda mi caballito tiene la cara más simpática y es más completo.



Su silueta está bien recortada y fijaros en los detalles de la policromía: las crines doradas, las riendas que rematan en un lazo y las grandes pestañas ¡sorpresa, es una yegua, no un caballo! Además me gusta el color rojo del hierro, los puños de madera del manillar y las ruedas de caucho. Es una pieza muy poco vista que enriquece mi colección y que estuvo en la exposición que montó Ana (el enlace está abajo).





En el Museo de Juguetes de Denia  (añado abajo el enlace) vi otro triciclo-caballito, mucho más sencillo. Está datado hacia 1955.



La siguiente pieza también tiene bastantes años, posiblemente sea de los 40-50 y aun siendo más sencilla posee mucho encanto. El asiento de madera amarillo se pintó a la trepa originalmente, no así la parte metálica que parece haber sido repintada de azul. Las manecillas son de caucho y no de madera, como los pedales. Este triciclo queda muy bonito con un muñeco montado sobre él.






Vamos al tercero. Cambian las formas, más modernas y redondeadas y sobre todo cambian los materiales: se introduce el plástico y el acero galvanizado. Si el hierro ya hacía resistentes los antiguos triciclos, el galvanizado les dará una apariencia mejor y también evitará la corrosión del metal, aunque no del todo. Los triciclos estaban continuamente sobre el suelo, pasando por tierra y recibiendo humedad así que es normal que hayan llegado hasta nosotros con algunas señales del tiempo.



De este modelo con asiento rojo me fijo en el montón de radios que tienen las ruedas, el gracioso timbre que a los niños nos encantaba tocar una y otra vez y la ergonomía que comienza a aparecer en estos vehículos infantiles. El asiento y el manillar son regulables permitiendo que el pequeño pueda jugar con él durante varios años o bien pasarlo a otros niños, que era lo habitual porque este juguete se heredaba con frecuencia.



El asiento con tope para no caerse y los pedales azules son lo que más llama la atención del cuarto triciclo que tiene unas líneas muy parecidas al anterior. Ambos pueden ser de finales de los 50 o principios de los 60. Está en muy buen estado para su edad.



Como novedad vemos guardabarros en sus tres ruedas cuya goma es de color blanca.  Dan ganas de subirse en él pero me pilla ya un poco mayor, je je.



Se hicieron triciclos de este estilo en muchas empresas de Ibi y de Denia entre otros lugares porque era un artículo muy popular pero de momento no he conseguido saber quién hizo los míos, hay modelos tan parecidos ...



El último es algo especial. Su primer dueño nació en 1956, por tanto lo dataré a finales de esa década o principios de los 60. Ha pasado por tres generaciones de niños, una larga y agitada vida que se aprecia en los detalles: el asiento parece ser de otro modelo posterior, el puño negro tampoco parece original y ha perdido casi toda su pintura roja. 



Aun así me gusta mucho porque representa lo que es un juguete en esencia, un elemento para el disfrute de los más pequeños aunque con el paso de los años los adultos lo convirtamos en objeto de coleccionismo. 



Otro día os enseñaré más triciclos, no tengo tiempo ahora porque lo he pensado mejor y me voy a dar una vuelta con ellos. Hasta la vista.


Enlaces que te pueden interesar:

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·        La imagen en blanco y negro es de TodoColección.
  









21 de septiembre de 2019

La caja del tesoro. Tabas.


Quizá os pasado alguna vez. Estáis revisando objetos que hace mucho tiempo no miráis y de repente vuestros ojos se fijan en una caja. Al instante recordáis lo que contiene. Me sucedió hace unos meses.



Aunque la etiqueta lo decía todo no necesité leerla, ni siquiera abrir la caja para saber que dentro había unas viejas tabas que mi abuela había guardado tiempo atrás.  Mi inolvidable y queridísima yaya me las dio hace bastantes años junto con un papel donde escribió las instrucciones  para explicarme cómo se jugaba si un día deseaba hacerlo.



Décadas atrás esos huesos de la rótula de los corderos, los astrágalos, eran codiciados por los niños para pasar el rato con ellos. Nuestra abuela y también nuestra madre quisieron transmitirnos el interés por este juego pero andábamos en diversiones más modernas y no hicimos mucho caso. Sin embargo al hacerme mayor empecé a mirar con otros ojos estos pequeños huesos, dándoles su valor, momento en que le pedí que lo anotara todo para que no se me olvidara. Ella, siempre complaciente con sus nietos, así lo hizo. Después metí el papel y las tabas en esa caja de Farias, la guardé en un lugar que no miro a menudo y casi me olvidé, aunque un recuerdo quedó en un rinconcito apartado de mi memoria.

Me emociona leer ahora su letra clara y limpia donde cuenta que era su juego preferido, que los críos lo jugaban en la calle en verano, que las tabas tienen cuatro posiciones llamadas hoyos, tripas, verdugos y reyes. Que elegías tu posición favorita justo antes de lanzar todos los huesos a lo alto y según como caían ganabas o perdías tu pieza. No me cuesta imaginarla de niña echando una partida sobre la tierra de las calles de nuestro pueblo aragonés, antes de que fueran asfaltadas.

¿A que esta cajita encierra un tesoro? Yo así lo siento, algo tan sencillo como unos huesecillos que sin embargo han adquirido un gran valor y que me hace feliz haber recuperado.

Bajo de mi nube y voy con algunos datos curiosos porque revisando fotografías me han salido cosas interesantes.

El origen de este juego es ascentral, imposible conocerlo y como tal lo conforman elementos tomados directamente de la naturaleza. Una de las primeras representaciones que conocemos es esta escultura de la antigua Grecia de una niña lanzando las tabas. En el mundo clásico se atribuían dotes adivinatorias a los astrágalos y eran las mujeres del oráculo las encargadas de lanzarlos siendo llamadas astragolizontas. De hecho todavía en algunos países se sigue considerando un juego femenino.



Ya de época romana es esta taba cerámica decorada, no hueso natural. Es preciosa.



También estos dos astrágalos son de la misma época, del Museo romano de Nimes (Francia) de que hablé hace un tiempo.



Las tabas se han jugado en todo el mundo y en cada lugar las cuatro posiciones adoptan nombres diferentes.  Una selección de  sellos de diferentes países nos da una pequeña idea de su dispersión geográfica: Kuwait, Kazajistán, Hungría, Qatar, Surinam y Lesotho. Como curiosidad os diré que las he encontrado también en Australia donde ovejas no faltan.









Aunque generalmente se juega con tabas de ovejas o de cabras, pequeñas y manejables,  los gauchos lo hacían con tabas de vaca, de mayor tamaño.  El juego fue introducido por los europeos y parece ser que arraigó con mucha fuerza. Esta antigua fotografía tomada a unos gauchos en Uruguay a principios del siglo XX da fe de ello, igualmente en Argentina era y es un juego muy popular y también se ha jugado en Chile, en Paraguay y en el sur de Brasil.



Rebuscando en mi colección he dado con una bolsa de tabas de plástico de colores, fabricante desconocido. Se trata de un juguete de kiosko.



Esta imagen es de la empresa Cayro de Denia, dentro de su serie  Collection que reproduce juegos clásicos que perviven en el tiempo. Me gusta el contenido y la caja.



Me cuenta una amiga que en algunos colegios de Zaragoza los niños están jugando a las tabas, parece que han vuelto a algunos lugares ... aunque  de otros nunca se han ido. En Briviesca, Burgos, se organiza cada año desde 1794 el Día de la Tabera donde cientos de personas apuestan y juegan. Habrá que ir a echar una partida ¿quién se apunta?



* Si quieres saber más sobre los juegos y juguetes del Museo Romano de Nimes: http://misjuguetesymognas.blogspot.com/2018/10/juguetes-en-el-museo-romano-de-nimes.html



*     Todas las fotografías con el nombre de mi blog están hechas por mí. En virtud de la ley de propiedad intelectual, está prohibido usarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo 😉


 *        El resto de las imágenes son de Wikiwand, Amazon, El País Viajero, Efe de deportes, Diario Marca y Desarrollo Regional Uruguay.















5 de septiembre de 2019

Las muñecas de Old Cottage y el fin del verano


Se va secando la lavanda veraniega pero nos quedan las fotografías de esta encantadora muñeca inglesa de la marca Old Cottage (la vieja casa de campo) que nos trae reminiscencias de los meses pasados.


Old Cottage no es una marca muy conocida en nuestro país, pero sí lo es en Reino Unido. Hasta allí viajó en los años 40 del pasado siglo la señora M.E. Fleischmann escapando de los horrores de la II Guerra Mundial que asolaban su tierra, Checoslovaquia. Lo hizo acompañada de su hija Susanne (Susi), entonces una niña.


Mrs Margaret Fleischmann vio que a causa de este conflicto muchas industrias del juguete se habían transformado para fabricar  productos dirigidos a la contienda, siendo muy difícil encontrar muñecas atractivas para su hija, así que empezó a coserlas ella misma en su casa.


Al principio las hacía con cabeza y cuerpo de tela y pronto empezó a venderlas con éxito. En 1948 registró su empresa con sede en Allangate, Rustington, en el condado de Sussex, al sur del país. Aquí vemos un anuncio de 1949 donde nos indican que eran irrompibles, que se podían vestir y desvestir, sentarse y ponerse de pie, además de haber muchos tipos y tamaños.


A principios de los 50 y con la ayuda de sus hijos comenzó a experimentar nuevos materiales para sustituir la cabeza de sus moñas que hasta entonces eran de tela. Dieron con una mezcla de acetato de polivinilo y látex que tenía muy buena apariencia y sobre la que pintaban los rasgos faciales. Se presentaba como una superficie lavable e irrompible pero con el tiempo algunas de estas cabezas se degradan y acaban ladeadas, como le sucede a la muñequita de la imagen.




El cuerpo continuó siendo de fieltro relleno y las extremidades, así como la cabeza, podían girarse. Los pies eran grandes para darles estabilidad.


Uno de sus mayores éxitos se basó en el vestuario de estas muñequitas que era muy variado y lleno de detalles:  encontramos personajes de la historia inglesa o de su folklore (p.e. el rey de la perla que os he mostrado arriba o la campesina de la lavanda), otros provenientes de los cuentos de hadas, niñas vestidas con trajes de diferentes países o algunas más actuales como la chica que parece ir al colegio. En el catálogo de 1970 había cincuenta y seis referencias.






Aquí tenéis a los reyes de la perla que posan ante su caja floreada que no puede faltar en esta entrada dada mi debilidad por las cajas de moñas.


Añadiré que su pequeño tamaño las hace muy coleccionables porque se pueden exponer en poco espacio. Las mías miden entre 19 y 25 cms. No van marcadas aunque originalmente llevaban una etiqueta colgada de su mano con el dibujo de un cottage o casa de campo.






En los años 60 Old Cottage recibió el encargo de la compañía norteamericana Metro Goldwyn Mayer para hacer una muñeca que apareció en su película “La casa de té de la luna de agosto”, con un irreconocible Marlon Brando. Posteriormente la BBC le encargó una pareja de muñecos basados en el cuento de Lewis Carroll “Alicia a través del espejo”, los hermanos Tweedle Dee y Tweedle Dum.




Hasta los años 80 la empresa permaneció en activo manteniendo su buena calidad en un trabajo que hasta el final fue parcialmente artesanal y dejándonos estas bellas moñetas tan dulces y simpáticas.


Si tenéis más interés en esta compañía hay una guía del coleccionista que podéis consultar, está escrita por Terry y Christine Summers. Con sus páginas os dejo.






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 *        El resto de las imágenes son de Bonhams, Graces Guides, Live Auctioners, Etsy y Ebay.