De la quedada de Nancy en Zamora
ya solo me falta hablaros de la visita al rastro de esta ciudad después de haberos
contado cómo de bien fue la propia quedada (aquí la tienes) y lo mucho que me gustó el museo
Nancyclopedia (pincha aquí)
A lo que estamos. Con mi amiga
Marta aprovechamos un par de horas que teníamos libres para acercarnos a pasear
por el casco histórico de esta ciudad castellana y visitar su mercado de antigüedades.
No voy a detenerme a comentar la
parte antigua de Zamora porque hay para horas y horas, me gustó muchísimo y
deseo volver con más tiempo para conocerla mejor.
Sobre su rastro os contaré que es
pequeño y coqueto a partes iguales, muy bien organizado y está muy céntrico. Se
ubica en la plaza Viriato a escasos metros del Museo Etnográfico (me quedé con
las ganas de visitarlo) y cerca de la Plaza Mayor y de otros puntos de interés
de la ciudad.
En él encontramos fundamentalmente
objetos de segunda mano y antigüedades del mundo rural como herramientas y aperos
de agricultura y ganadería. Junto a ellos había lecheras, braseros, cazuelas de
metal y de barro.
También vimos objetos más
cercanos a nosotras como teléfonos fijos que antes había en cada casa y que han
sido sustituidos por los móviles. Pasear por uno de estos mercadillos siempre
supone hacer un viaje en el tiempo, a veces es un paseo de más de cien años
pero otras veces sólo nos separan un par de décadas de los utensilios que vemos
a la venta.
Prendas de ropa antigua con sus
bordados y su colorido son una llamada de atención, siempre que las veo pienso en
las muchísimas horas de trabajo que costó hacerlas. Un rato antes, de camino a la plaza de Viriato
habíamos visto un par de tiendas con ropa tradicional preciosa reflejo del rico
folklore de esta tierra.
Nos gustó el ambiente del rastro,
la charla distendida con los vendedores tan amables, comprobar
que es un espacio de encuentro para los asiduos que merodeaban sin prisa
ojeando libros al tiempo que veíamos como el otoño y el sol se asomaban entre
los árboles.
Y como en cualquier mercadillo
que se precie, la mezcolanza que lo inundaba todo: un LP del grupo Cherokee de
los 90 junto con una lámina de Goya y otra de un Cristo; o reproducciones de
otras pinturas al lado de un simpático cuadrito de Mary May entre un
batiburrillo de cosas ideal para cualquier coleccionista curioso.
Juguetes y moñas apenas había nada pero de vacío no nos vinimos y en cualquier caso disfrutamos de la mañana.
Dicho queda, una ciudad y un rastro a visitar.
¿Quieres
comentarme algo? estaré encantada de leerte, puedes hacerlo abajo. Aclaraciones,
aportaciones y preguntas son bienvenidas.
Todas las
fotografías de esta entrada están hechas por mí. En virtud de la ley de la
propiedad intelectual está prohibido utilizarlas sin mi consentimiento. Si las
necesitas, ponte en contacto conmigo a través de este blog, gracias 😉
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