Nos recuerda la radio que justo hoy,
hace veinte años, nos despedíamos de la peseta, la moneda que llevaba con
nosotros más de ciento treinta años. Y es pensar en ella y acordarme de los
kioskos de la infancia donde nos gastábamos nuestra paga semanal.
Kioskos como el de Pierina, bien
surtidos, llenos de objetos coloridos que nos atraían como imanes. Le pasa lo
mismo a Güendolina que acaba de salir del cole y se acerca a ver qué novedades
hay en los estantes.
Las mandarinas de caramelo son su debilidad pero ya se compró una ayer. Uy, ese reloj de la Familia
Telerín, su serie favorita. Se lo pone en la muñeca en un pis pas y lo mira embelesada,
le encantan Cleo y sus hermanitos.
Resulta que ha venido con hambre
y solo ver las golosinas se le hace la boca agua. Duda entre los caramelitos de
violeta y los helados ¿o quizá una piruleta? Jo, es difícil elegir.
Finalmente se decide por el
helado de fresa, qué ricooooo.
En esas está cuando aparece su
prima pequeña Florina. Haciendo un requiebro amaga con escapar, pero es demasiado tarde. Es
que la primita es algo caprichosa y mucha cestita blanca pero nunca lleva pelas
dentro.
Florina mira a todas partes, no
sabe por dónde empezar y Pierina le canta las excelencias de algunos de sus
productos estrella. ¿Querrá una baraja o mejor un camioncito?
Alomejor prefiere un yoyó, unas cuerdas de saltar a
la comba o una peonza, juegos clásicos que gustan a todos los niños. Hay decenas de pequeños juguetes de plástico que hacen la delicia de cualquiera.
Lo tiene muy claro, quiere una
cámara de fotos de esas que tienen sorpresa. La kioskera, solícita, le muestra
la roja y la amarilla.
Tampoco pierde el tiempo Güendo que ha elegido su próxima compra, una careta de payaso. ¡Pero muñeca, que más
que del circo parece que has salido del Ku Klux Klan!
Con su flamante cámara colorada
Florina le dice que mire al pajarito, digo al payasito y le toma unas fotos ¡qué sesión más diver!
Ahora es un chupete de anises lo
que piden las niñas mientras Pierina estira el brazo para cogerlo, ojo no te
caigas. El kiosko está repletito de dulces y juguetitos.
Es todo tan apetecible que las tres muñecas se prueban unas gafas súper alegres que les sientan de maravilla.
Y para rematar, la señorita caprichosita se come el helado de limón.
Llega el momento de pagar y como era previsible, Güendo
saca el monedero de su cartera escolar, alguien tiene que apoquinar. Adiós a la propina que le dieron sus abuelos el domingo pasado.
Termina el día con Pierina recogiendo su negocio y haciendo caja. Ciento
y pico pesetas, no ha sido una mala jornada de ventas en el kiosko del barrio. Hora
de echar el cierre y descansar.
Cierro también el blog por este año, je je y a todos vosotros os deseo salud,
amor y humor en 2022. Y si alguna muñequita o juguete llega a nuestras vidas,
mejor que mejor. Un besico.
¿Quieres comentarme algo? estaré encantada de leerte, puedes hacerlo abajo. Aclaraciones, aportaciones y preguntas son bienvenidas.
Todas las fotografías de esta entrada están hechas por mí. En virtud de la ley de la propiedad intelectual está prohibido usarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo a través de este blog, gracias 😉
Me ha encantado. No conocía la tercera muñeca parece de Florido.
ResponderEliminarDe donde sacas tantas cositas?
Salud y felicidad en el nuevo año, que ya mismo está aquí.
¡Gracias! Es una alegría que os haya gustado. Has tenido buen ojo, se trata de una muñeca de Florido a quien bauticé como Florina y que ha salido algo caradura, ejemmm.
Eliminar¿De dónde saco tantas cosas? Pues ya sabes, años de coleccionismo. Y como algunas entradas las tengo en mente desde hace tiempo, voy guardando objetos diversos que luego me van muy bien.
Un abrazo, te deseo un muy buen año desde mis juguetes y moñas
Me has llevado a mi infancia con tu historia, que recuerdos !!! (Los más cercanos, con mis hijos, en el parque del Retiro donde aún queda un puesto de antaño y mis niños eligieron una manzana de caramelo y una escopeta de caramelos de anís) Y que bien contada con tus fotos. Tus muñecas son maravillosas.
ResponderEliminarHola y gracias por tu comentario. Conozco ese puesto del Retiro, de hecho alguno de los paquetes de pipas de este kiosko vinieron de allí, el mundo es tan pequeño... Uhmm esa manzana de caramelo que recuerdas en manos de tus hijos, qué rica estaría. Cómo asociamos la comida a la infancia ¿verdad? los recuerdos del paladar son los mejores.
EliminarHasta pronto desde mis juguetes y moñas
Hola Anusca, qué marvilla de entrada, has representado a la perfección los kioskos de mi infancia, esos espacio tan llenos de felicidad para economías de clase trabajadora. Todos esos modestos juguetitos y golosinas me traen muchos recuerdos felices.
ResponderEliminarY qué muñecas tan lindas, la Pierina especialmente es una belleza.
Besos y feliz año nuevo.
Querida Ilona, coincidimos con Pierina, es una muñeca muy guapa que hizo muy bien su papel de vendedora. Bueno, cada una hizo su papel bastante bien: la prima sufrida, la primita caradura, ja ja.
EliminarDices bien, los kioskos han dado mucha felicidad, quizá efímera pero felicidad al fin y al cabo y nos han dejado recuerdos estupendos.
Un besote y que 2022 se comporte bien, que ya toca
¡Hola Linda! los mismos buenos deseos para tí, salud y diversión con las muñecas, me gusta el plan.
ResponderEliminarTengo que decirte que al final de la sesión de fotos la mitad de los caramelos se habían caído al suelo, con esas chicas tan revoltosas por allí, era difícil mantener el orden, je je.
Todo lo mejor desde mis juguetes y moñas
Un placer leerte , con todos esos recuerdos que nos has traído en torno al quiosco
ResponderEliminarTambién un placer para mí recibir tu comentario ¡gracias!
EliminarQue recuerdos!! De repente me he trasladado al quiosco del señor Manuel donde me compraba en mi puebo estas baratijas. Que tiempos aquellos! Me ha encantado las fotos representando el quiosco. Con que pocas cosas eras feliz. Feliz año!
ResponderEliminar¡Feliz año, Cristina!
EliminarEs bueno reconocer que no necesitábamos, ni necesitamos ahora, muchas cosas para sentirnos bien. A veces ver unas fotos es suficiente para hacernos sonreír ... sigamos disfrutando con estas cosas.
Un saludo desde mis juguetes y moñas