30 de noviembre de 2025

Planchando huevos y friendo camisas

 

En la vida hay quien sirve tanto para un roto como para un descosido. ¿Un ejemplo?  La protagonista de hoy.



Es una joven enfermera que os tiene que sonar porque estuvo en el blog presentando a los dos primeros bebés nacidos en 1923 (podéis volver a verla aquí) y como es tan polivalente, que igual plancha un huevo que fríe una camisa, ahora mismo la tenemos preparando la cena en la pequeña clínica de maternidad donde trabaja.



Las madres que vienen a dar a luz a este centro necesitan reponerse bien del parto y aquí está la enfermera Hanna ideando unos platos suculentos.



Su cocina no parece grande pero está muy bien surtida, tiene todo el menaje necesario para atender a las pacientes.



Hanna ha pasado la tarde del domingo trajinando entre sus perolas y en la despensa de la alacena ha encontrado lo que buscaba, una gran lata de fruta en almíbar.



Curiosidad: me acabo de enterar que las latas de conserva existen desde 1810 y se empezaron a envasar alimentos en ellas en 1813.



Vuelvo con Hanna no para de ir de aquí para allí, acarrea agua en el cubo, la pone a hervir, vigila el arroz ¡ojo, que no se te pase! y corta verduras, carne, pan y queso. Menudo cuchillo.




En fin, que está verdaderamente atareada y no seré quien yo la moleste. La dejo terminando sus tareas. Hasta otro día.




Esta muñeca que he llamado Hanna es una Armand Marseille.  Y como me chiflan las cocinitas, creo que te gustará ver esta.

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