29 de noviembre de 2016
11 de noviembre de 2016
Una Ratti italiana muy viajera
Como sucede al ver muchos objetos, a veces nos
preguntamos cuál habrá sido su historia.
Esta oriental de la marca italiana Ratti fue encontrada en un mercadillo
en Australia y desde luego había nacido
con una maleta invisible en la mano porque se había cruzado medio mundo para ir
hasta allá y otro tanto se cruzó para volver a Europa.
De su atuendo original solo conservaba el pañuelo
claro al cuello y los zapatos decorados con una mariposa, que son al mismo
tiempo el pie de la muñeca, constituyendo una misma pieza. De una de sus manos
colgaba una etiqueta que indicaba quién había sido su anterior propietaria
¡cuántas cosas nos contaría si pudiera hablar! Pero como no es el caso la
describiré yo: de 43 cms de altura es de poliestireno gris cubierto por pintura
color carne (bajo la peluca se ve muy bien el contraste de los colores), ojos
basculantes marrones, pestañas negras tupidas y sedosas; brazos y piernas
unidas con gomas, policromada con detalle en cara, codo, manos (uñas pintadas)
y rodillas. Va marcada en la espalda y en la nuca con la palabra Ratti y el
dibujo de dos ratitas. Curioso nombre para una empresa de muñecas. El llorón en
su barriga funciona y su pelo negro de mohair despeinado necesitó de unos
arreglos al estilo de ciertas muñecas italianas de su época, años 50.
Buscando información sobre la marca di con dos cajas
con diferentes logos, en una las ratitas volvían a aparecer, pero en la otra, además de los roedores una hilera de siluetas de muñecas recorría el cartón.
Añado una caja de una muñeca Florido porque el parecido entre ambas es evidente (fotografía publicada en TodoColección).
No parece que los rasgos de esta muñeca sean
asiáticos y su molde posiblemente se compartiera con muñecas vestidas a la
manera occidental. Solo sus marcadas cejas, el rabillo del ojo y el kimono la
convierten en oriental (ropa no original).
4 de noviembre de 2016
La pequeña planchadora
Que los juguetes tienen una finalidad educativa a la
vez que lúdica es un hecho que puede verse en muchos de ellos. La pequeña
planchadora es un buen ejemplo: este blister de los años 40 estaba dirigido a
las niñas para que jugando aprendieran su rol de perfecta ama de casa. Si a los
varones se les regalaban otros para que simularan ser carpinteros o albañiles,
a las pequeñas se les orientaba en lo que se consideraba que debía ser su vida
futura. Hoy nos puede parecer sexista, que lo era, pero la mentalidad de la
época definía claramente la distinta educación que debían recibir los pequeños.
De esta pieza me gusta todo, desde el cartón con la
bonita ilustración y la elegante tipografía hasta los caballetes para sostener la
tabla donde se planchaba, la pieza para no dejar una arruga sobre las mangas o
las perneras y la plancha de hierro con su soporte.
Como decían los payasos de la tele “asi planchaba asi, asi, asi planchaba que yo
la vi”.
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