Hoy toca visita cultural, es el
Día Internacional de los Museos y os llevo a ver una exposición muy
interesante sobre antiguos carteles publicitarios.
Realmente esta muestra no está
en un museo sino en el centro Condeduque de Madrid pero me apetece
ponerla en el blog para animaros a visitarla, a mí me gustó mucho.
Estará abierta hasta el 30 de junio, es gratuita y no hace falta reservar aunque tiene aforo limitado.
Os cuento. Se muestran carteles en distintos soportes: papel, cartón, chapa, y de diversas décadas comprendidas entre finales del siglo XIX y los años 60 del XX.
La importancia de la cartelería en este periodo se debe a que
era la principal forma de publicidad gráfica que además conseguía llegar a todo el mundo. Era tan expresiva que ni siquiera hacía falta leer para entender el mensaje. Más
abajo añado la información que hay al principio de la exposición donde se
cuentan estas y muchas más cosas.
Los anuncios originales que vemos en las paredes pertenecen
a la empresa La Retrografía y se acompañan de una cartela donde se indica el nombre del producto anunciado, la fecha de dicho anuncio, el tipo de soporte o técnica utilizada en el cartel y el nombre del dibujante o ilustrador.
Así, podemos disfrutar de los trabajos de algunos de los mejores artistas
gráficos españoles.
He hecho una selección de los carteles que tienen que ver con la infancia, sobre todo hay muchos niños pero también algún juguete.
Habréis visto al principio a la sin par pequeñaja de La Pitusa sonriendo con su botella de gaseosa en la mano, 1950. Otra niña de la marca La Genovesa le sigue, este anuncio se data en 1890 siendo uno de los más antiguos.
La vaquería La Única de 1920 nos muestra a una chiquilla rezando junto a
su angel de la guarda, lo más curioso es que sus dos muñequitos ¡también rezan!
El oso debe ser ateo, no hace nada, je
je.
Nicéforo era el nombre del dueño de una carnicería-salchichería que mandó hacer este cartón troquelado a principios del siglo XX.
¿Y qué decir del Globo? Esta farmacia puede ser la misma que todavía existe en la ciudad, es muy conocida por la figura del globo que adorna su fachada. Se cuenta que la esfera sobrevivió a los bombardeos de la guerra civil. Añado foto.
Vamos a algunos datos de la muestra que nos cuentan por qué se exhiben aquí tantos carteles del antiguo comercio madrileño.
Seguidamente vemos a dos que niños miran con admiración y cierta glotonería un plato lleno de
bollitos, es un cartel de 1953 y se eligió como el anuncio que abre la exposición y le da nombre: Se vende aquí.
Las necesidades de los bebés
también fueron objeto de los publicistas, en este caso hablamos de la leche tanto en su versión natural de vaca como en la preparada.
Una visitante observa diferentes
facturas comerciales, entre ellas la de un bazar de juguetes. Gran Bazar de
París se llamaba, estaba en la calle Peligros de la capital y creo que si
pudiera viajar en el tiempo, gustosamente me perdería por allí ¿quien me acompaña?
A lo largo del recorrido por la sala fui viendo algunos de los cambios que la sociedad española ha sufrido y que quedan reflejados en esta muestra.
En la chapa de La Bengaline tres muchachos
muy jóvenes y llenos de vida nos invitan a llenar de color la nuestra, me
parecen tan expresivos que parece mentira que ya tengan un siglo. El trabajo es
del artista Chantecler, 1920.
Uno de mis dibujos preferidos
es el de la carnicería donde la niña espera a hacer su compra, encantadora.
Hablaba hace un momento de vida
y estos chavales de Casa López también la tienen a rebosar. El calendario los
dejó anclados en 1945.
Capdevila fue el dibujante de
Fridox que publicitaba pan italiano hacia 1950. La verdad es que apetece probarlos.
Y sorpresita, el gran Ferrándiz
también tiene su hueco aquí. Una de sus dulces ilustraciones decoró un
calendario, hoy sin las faldas, que nos lleva a un comercio en 1953, Casa Juanito donde vendían frutas y huevos.
No menos dulce es La Antoñita
que al parecer fabricaba jabones y lejías en 1958.
Los carteles de Practic y de
Phillips (1950 y 1960) nos introducen en el mundo de la modernidad. El hornillo
solo consume 25 céntimos por hora y la música lleva a su hogar la alegría de vivir.
Hemos terminado la visita. Espero que hayáis
disfrutado con este viaje a través de los carteles y si tenéis ocasión, acercaros a ver la muestra. Nos vemos pronto.
· Las fotografías de esta entrada están hechas por mí. En virtud de la ley de propiedad intelectual está prohibido usarlas sin mi consentimiento. Si las necesitas, ponte en contacto conmigo 😉.