La realidad pone nuestro mundo
patas arriba y desde hace más de un mes las noticias de la invasión de Ucrania
ocupan los informativos. Asistimos atónitos a una guerra que aunque anunciada,
parecía ser más una bravuconada del presidente ruso que algo que fuera a suceder
finalmente.
Este es un blog de juguetes y
muñecas y no es mi intención hacer una valoración política de lo que está
pasando, desde luego no tengo ni la formación ni la información para hacerlo
pero como me duele lo que escucho y veo, quiero poner mi diminuto grano de
arena condenando la agresión por parte de Rusia.
No conozco este hermoso país que
ahora está siendo destruido aunque sí he conocido a varios ucranianos y a sus
hijos. Cómo no compartir el dolor que sentirán al pensar en sus padres ya mayores
que quizá viven bajo los bombardeos y que alomejor no pueden irse (irse ¿a
dónde?) o no desean hacerlo. Qué difícil abandonar su granja, sus tierras, sus
animales: su mundo.
Me gustaría poner algún juguete de Ucrania pero no tengo, así que he buscado sellos de este país. Sabéis que suelo incluir alguno en mis entradas y esta va a ser mi manera de sumar mi granito al de otros millones de personas que desean hacer algo, aunque solo sea tratar de visibilizar desde otro ángulo a un pueblo que hace dos meses tenía una vida normal.
Esto es totalmente simbólico, claro, afortunadamente tenemos la
oportunidad de ayudar de muchas otras formas aunque ahora mismo nada parezca
suficiente.
Una niña vestida con el traje
tradicional ucraniano y su tocado de flores ha encabezado esta entrada. El gran
girasol que corona su cabeza trae sol y luz a tanto día gris, a tanta
oscuridad. Tras ella vienen algunos juguetes hechos allí como símbolo de su
rica cultura popular. Le siguen estampas de Navidad donde se repite la imagen
de una madre amorosa con su hijo (la Virgen María y el niño Jesús) parecida a
las cientos de miles de mujeres que han salido precipitadamente del país para
poner a salvo a quienes más quieren. Otras ilustraciones navideñas describen
encuentros familiares, alegría, calor de hogar e ilusiones infantiles.
Reflexiono también sobre los
ilustradores y profesionales del diseño y el arte que hicieron estos sellos,
tanto talento que está en las mentes y en las manos de los ucranianos, ahora
centrados en defender su país y en salvar sus vidas. Vidas paralizadas,
desplazadas y en muchos casos dañadas o rotas para siempre en una situación que
se repite en muchos rincones del planeta, con millones de personas que no
tienen un espacio en los medios de comunicación ni un lugar seguro al que huir, ni siquiera quien se acuerde de ellos. Es fácil escribirlo, cómo debe ser vivirlo.
Aparecen en los dibujos cuentos y
gentes de todo el país, de todas las edades. Les acompañan sus mascotas y la
fauna y la flora de esta parte de Europa.
Quiero terminar con esperanza, la
que nos dan los corazones rojos con su alegoría del amor y con un sobre que
vuelve a reproducir a la niña del girasol amarillo, uno de los dos colores de la bandera de Ucrania. Ojalá vuelva pronto la claridad a esta tierra.
* Los sellos de esta entrada son de Ebay