¡Mon Dieu! lo que pesa este
lavavajillas. Vale, está claro que luego vamos a estar muy contentos con el electrodoméstico
en casa pero jolín, qué voluminoso es.
Aunque bien pensado, siempre será mejor que tener que ir a buscar el agua a la fuente como hacían nuestras tatarabuelas, no es cuestión de quejarse.
Penny Brite ¿te apetece tomar un zumo
para reponerte?
Escuchando a Core me ha vuelto a picar la
curiosidad y he buscado información sobre el aparato. Resulta que como muchos
otros inventos no fue ideado por una sola persona. Fueron dos estadounidenses
quienes hacia 1850 (Joel Houghton) y 1860 (L. A. Alexander) desarrollaron los
primeros artilugios que resultaron ser poco eficaces. Solo unos años antes, en
1839, había nacido Josephine Garis Cochrane que sería la que perfeccionaría y
lanzaría al mercado el lavaplatos.
Josephine era el ejemplo del refrán
de casta le viene al galgo. Su padre era ingeniero hidráulico y su abuelo
había patentado el barco a vapor así que por su sangre corrían a partes iguales
la mecánica y el agua. Mujer inquieta pensó lo mismo que muchos cuando vemos el
fregadero lleno de cosas sucias: hay que lavar esto de la forma más cómoda
posible y evitando que la vajilla se rompa.
Manos a la obra. Le ayudó en el
proyecto George Butters, mecánico. Josephine introdujo muchas mejoras sobre la idea
inicial y presentó su lavaplatos en la Exposición Mundial Colombina de Chicago
de 1893 donde ganó uno de los primeros premios. El invento fue bien recibido
por los hosteleros que necesitaban un sistema de limpieza eficaz y seguro. En
1897 montó su fábrica.
Sin embargo, pasaron varias
décadas hasta que el electrodoméstico entró de forma generalizada en los hogares
de Estados Unidos. A las cocinas españolas tardaría mucho más en llegar y hoy,
hasta mis muñecas cuentan con ellos.
Por cierto, son muy responsables
con el uso del agua y de la energía y solo lo ponen en marcha cuando está
totalmente lleno.
A veces están tan ocupadas que
tienen que hacer cabriolas para llegar a todo: son mujeres trabajadoras.
Que sí, que sí, pero yo a lo mío.
Que los cacharros sucios hay que meterlos dentro porque todavía no ha habido
nadie que haya inventado lo de que entren y salgan solitos del lavaplatos. Igual hago como Josephine y me pongo a pensar algo ...
Esta es contribución al Día de la Mujer, 8 de marzo. También lo celebré anteriormente hablando de dos mujeres fabricantes de muñecas, en 2018 con LOY Elvira Loyzaga (lo puedes ver AQUÍ) y en 2020 con Käthe Kruse (está AQUÍ)
¿Quieres comentarme algo? estaré encantada de leerte,
puedes hacerlo abajo. Aclaraciones, aportaciones y preguntas son
bienvenidas
Las fotografías de esta entrada están hechas por
mí (a excepción del sello que es de Linns.com). En virtud de la ley de la
propiedad intelectual está prohibido utilizarlas sin mi consentimiento. Si las
necesitas, ponte en contacto conmigo a través de este blog, gracias 😉
Como todo lo q haces genial. Nos has trasladado a todas las épocas. Mujeres trabajadoras no se nos pone nada por delante. A por todas. Gracias por hacernos pasar un rato tan feliz...
ResponderEliminarGracias a tí por leerto y escribir tu mensaje. Me gusta tu frase ¡a por todas!
EliminarUn abrazo desde mis juguetes y moñas
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJolin, estáis de reformas, a ver si pronto tenéis todo terminado, es un lío aunque después estaréis muy a gusto en vuestra nueva cocina.
ResponderEliminarTampoco yo sabía que el invento del lavavajillas fuera tan antiguo aunque parece que tardó mucho en llegar a los hogares, ahora parece casi imprescindible.
Un abrazo grandote desde mis juguetes y moñas